lunes, 22 de enero de 2024

UN PERCANCE DE VERDAD

 Estimada Nieves: 

Le voy a ser sincero; pero, por favor, no se me enoje. Lo que le quiero decir es que se mostraba usted tan cándida en su último escrito “El viaje de vuelta” que, con certeza, debiera haberlo llamado “Las tribulaciones de una maruja”. Sí, amiga; sí... porque usted no tiene ni idea de lo que es sufrir un contratiempo de verdad en la carretera. Algo que,  sin ser grave, puede estropear el mejor viaje. Como lo que me sucedió a mí el otro día en la autopista. Durante un embotellamiento que duró más de dos horas, quedé encajonado entre la valla medianera de la misma y un enorme camión. Hasta aquí, nada extraordinario. Mas el problema fue que el conductor del gigantesco mamotreto, al descubrirme espiándolo y riéndome mientras se hurgaba la nariz, se entregó con denuedo a bombardear mi parabrisas con sus mocos. Los amalgamaba con papel para que cogieran consistencia y todos alcanzaran su objetivo. Fue horrible. Parecía estar dejado de la mano de Dios; se comportaba como un auténtico cafre...

En fin, apreciada: ¡cuídese!

Le saluda atentamente 

                                                                                              Ambrosio de Guillame

Nieves Correas Cantos


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