Como alumna de la Universitat de l'Experiència de Barcelona, opino que volver a las aulas en la madurez es el mejor tratamiento rejuvenecedor que existe. Cuando voy a la facultad, dejo en mi casa la rutina y el prosaismo que conlleva la vida diaria y que tanto me anquilosa, y me pertrecho con ganas de aprender y con buen humor.
Las clases son muy enriquecedoras porque a los conocimientos y al buen hacer de los profesores se une la aportación de experiencias y saberes de los alumnos, provenientes todos de diferentes disciplinas. Pero es que además, los docentes han sabido crear tal clima de confianza que, entre lección y lección, ya empezamos a verbalizar nuestros deseos, preocupaciones, frustraciones y esperanzas, con todo lo que de bueno tiene este hecho para nuestro equilibrio.
En fin, que la creación y puesta en marcha de esta Universidad es del todo un acierto.
