miércoles, 26 de marzo de 2014

Margarita y el estrés


A veces estoy tan cansada que creo que el corazón me va a dejar de latir. En esos momentos no tengo ganas de nada, ni siquiera de pensar; y no me refiero a hacer grandes elucubraciones, sino a discurrir, por ejemplo, sobre lo que voy a comer al día siguiente. En tal estado/situación, soy incapaz de discutir con nadie. Asiento a todo, y lo único que quiero es que me dejen en paz. Sólo me apetece tumbarme en el sofá y relajarme. En completo silencio, intento que mi cuerpo no exista y mi mente vague libremente por el espacio. A veces lo consigo y a veces no. Cuando es que sí, al cabo de un rato me levanto aliviada, pero la dicha dura poco porque recaigo enseguida.

lunes, 10 de marzo de 2014

Yo, Grano


¡Qué horror! Tengo un grano. Es enorme y tiene pus. Está en mi carrillo derecho, en las inmediaciones de la nariz. Lo detecté esta mañana en cuanto me desperté. Estuve palpándolo y fijando sus límites. Su pared estaba tan tensa que parecía a punto de reventar. Me regodeé imaginando el momento en el que el pus contenido en su interior saldría proyectado al espejo del cuarto de baño por la presión de las yemas de mis índices. Así ocurría siempre. Pero hete aquí que esta vez el grano no debía estar maduro porque, por más que apreté, no conseguí abrirlo, ni aun descabezándolo.
Ahora tengo una protuberancia asquerosa y horrible que reluce más que el sol. Con esto quiero decir que mis ojos, mi nariz, mi boca… son invisibles. Que todas mis facciones han desaparecido y que me he convertido en un grano andante.

Estoy desesperado… No sé qué hacer: precisamente esta tarde había quedado con la chica de mis sueños…