jueves, 26 de julio de 2012

Cuento de verano

La presencia de los tertulianos en la radio y en la televisión es tal que bien se puede decir que los españoles, además de con Dios, nos acostamos y nos levantamos con ellos. Viéndoles discurrir acerca de la crisis y proponer medidas para salir de ella, una no entiende cómo no les encomendamos el gobierno del país, teniendo en cuenta que los políticos lo único que hacen es dar palos de ciego. Yo los escucho cada día, y si algún día no puedo, me encuentro perdida y sin opinión. Es cierto que algunos son prepotentes y pontifican más que tertulian; que otros son sectarios y tienen estrechez de miras; que otros no sé bien porque están ahí; y que a otros le suponía mayor talento. Pero también los hay maravillosos, con mucha cultura y capacidad; y a fe que a estos pocos da gusto oírlos.