La primera es "Al vent", de Raimon. Esta canción llegó a mi vida por los años de 1960, en forma de disco sencillo. La trajeron mis padres de un viaje a la capital, y siempre la he escuchado con respeto y emoción. Me parece sencilla y grande, y por cuanto exalta al hombre y lo empuja arriba, debería ser el himno oficial de la humanidad.
La segunda es "La mujer que yo quiero", de Serrat. Pienso que esta canción es un canto a la mujer natural; a la mujer sin corsés físicos ni mentales; a la mujer ni gazmoña ni pazguata... A la mujer, en fin, que yo he intentado ser durante toda mi vida.
La tercera es "En un rincón del alma", de Alberto Cortez. Me parece una bellísima canción de amor, y en este caso, no sé que me gusta más: si el intérprete y autor, si el poderío de su voz, o la canción misma.