¡Ya tengo! Me refiero a críticos. Soy lencera; y, hasta ahora, venía moviéndome por el universo de la ropa interior de una manera discreta. Pero ha sido comenzar a destacar, e ir apareciendo reprobadores de mis prendas uno detrás de otro. Me dicen de todo: que si mis calzones están hechos con telas inusuales y poco prácticas; que los ajustadores resultan muy simples porque carecen de florituras... En fin.
Y no es que yo me niegue a aceptar un buen consejo. ¡Qué va! Una recomendación bienintencionada la valoro siempre. Agradezco que me señalen los fallos, puesto que saberlos y enmendarlos es el primer requisito para crecer. Mas de lo que abomino es de los aspirantes a corseteros que van por la vida intentando degradar el trabajo ajeno. Sí; ésos que, incapaces de crear corpiños y enaguas admirables, vierten su frustración en vituperios disfrazados de amables observaciones.
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