Realmente, lo apropiado sería
decir que Faustino, en esa época, comenzó a beber más de lo que solía; porque
beber más de lo conveniente ya lo venía haciendo desde antes de irse a la mili.
Diariamente ingería carajillos, coñacs, cervezas, vino… Y cuando se presentaba
la ocasión, algún que otro cubalibre. En su medio era muy valorado el efecto
vigorizador del vino y, siempre que no se pasara de la raya, se consideraba
normal y hasta beneficioso que el alcohol formara parte de la dieta de un hombre.
Dónde estaba la raya lo marcaba el aguante de cada cual. Lo que sí era
reprobable era la embriaguez: al borracho se le despreciaba o se le compadecía,
porque se le veía como un hombre entregado al vicio, nunca como un enfermo.
martes, 22 de octubre de 2013
jueves, 17 de octubre de 2013
La soledad de Faustino
De lunes a viernes, Faustino permanecía en la costa, y los fines de semana volvía al pueblo. En la costa vivía en un piso de alquiler con tres paisanos que trabajaban también de albañiles. El piso era malo y alejado de su lugar de trabajo, pero era lo más adecuado a sus posibilidades que pudo encontrar. Como era insociable y suspicaz, Faustino no se avenía con nadie, y lejos de la influencia de Elvira, empezó a beber más de la cuenta.
domingo, 6 de octubre de 2013
Sacar adelante a las pequeñinas
En los años siguientes, Faustino y Elvira tuvieron tres
hijas a cuál más bonica. Les pusieron Paz, Amor y Luz cumpliendo con la abuela
paterna, que llevaba los tres nombres a la vez.
Faustino, como en el pueblo no ganaba lo suficiente
para mantener a la familia, se fue a la Costa del Sol a trabajar en la
construcción; y Elvira se quedó en el pueblo al cuidado de todo. Apañada como
era, tenía tiempo para llevar la casa, criar a las hijas, cotillear con las
vecinas y ayudarlas cuando habían menester.
jueves, 3 de octubre de 2013
Vida en común
Elvira y Faustino se
establecieron en un pueblo cercano a la aldea de donde provenían y empezaron su
vida de casados. Al principio fueron muy felices. Elvira reverenciaba a su
marido (lo dicho por Faustino era ley), y éste le correspondía con cariño y
respeto. Económicamente se defendían; y gracias a Elvira no les costó
integrarse en el nuevo vecindario.
Valiéndome del título de la
película, diría que aquéllos fueron días de vino y rosas para la pareja.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)