viernes, 17 de abril de 2015

La madrugada


Para mí, que me acuesto con las gallinas, las mejores horas son las de la madrugada. Es cuando estoy más lúcida, y cuando aprovecho para viajar al interior de mi alma; para escribir; para hacer gimnasia...
Antes, la introspección la solía hacer en las iglesias. Su atmósfera y su silencio me invitaban a ello, pero como ahora casi siempre están cerradas, la hago aquí.
De escribir puede venirme el deseo irrefrenable en cualquier momento, pero en esas horas mágicas es cuando se me ocurren las mejores ideas, y cuando combino más fácilmente las palabras.
Y la gimnasia la hago siempre con la radio puesta. Me muevo mucho por el dial para escuchar diferentes pareceres; y cuando acabo, me encuentro divinamente y con ganas de desayunar.

viernes, 10 de abril de 2015

El baile agarrado como terapia contra el desamor

Cuando hace un rato he oído la canción "Dance Me To The End Of Love" estaba en casa sola y sin arreglar; pero como la imaginación lo puede todo, me he puesto a bailar contigo. Ataviada con un modelo años cuarenta y mis tacones de aguja, he rodeado tu cuello con mis brazos, y al sentir tus manos en mi talle, te he reconocido enseguida.
Durante la danza, y teniendo la voz de Leonard Cohen como catalizador, me he percatado de que la atracción física entre nosotros permanece intacta; de que es factible trocar los agravios y el desdén producto de tantos años de convivencia en cariño y en ternura; y de que a poco que nos lo propongamos podemos reconducir nuestra maltrecha relación.

domingo, 5 de abril de 2015

Efecto lifting del Teorema de Pitágoras



Darme cuenta de que conservo la mente ágil y no estoy anquilosada ha sido como meterme un chute de optimismo. Desde entonces estoy contenta, feliz, animada... El hecho ha ocurrido esta tarde, paseando por la orilla del mar. De repente se me ha ocurrido averiguar donde tengo yo la línea del horizonte, y me he puesto a ello. Os advierto de que me estaba refiriendo al horizonte físico (el mental ya sé que lo tengo en el infinito); a ese lugar donde vemos juntarse el cielo con la tierra. Al principio no caía, pero al cabo de un rato visualicé el triangulo rectángulo que formábamos el radio de la Tierra, la distancia que buscaba, y el radio y yo, y entonces todo fue aplicar el Teorema de Pitágoras.
Lo que os digo, dar con la solución de este problema ha sido milagroso; me ha hasta rejuvenecido.