domingo, 20 de diciembre de 2015

Una pizca de nostalgia


En Nochebuena, en el pueblo hacía un frío tremendo, pero los vecinos no lo notaban porque estaban imbuidos del espíritu de la Navidad. Este espíritu les hacía diferir por un tiempo sus controversias; y allí todo era paz, alegría y beatitud. Se felicitaban en persona; y los que disfrutaban de un artefacto llamado teléfono, le daban a la manivela y hablaban entre ellos.
Todas las casas estaban iluminadas, y los chiquillos recorrían las calles con zambombas y panderetas buscando los aguinaldos.
Ahora me viene al magín la mesa redonda de mi casa, con mis padres, los siete hermanos, mi tía y mi abuela a punto de empezar el ágape. Teníamos un pato llamado “Modesto”, que era como de la familia, pero que en ese momento no se encontraba con nosotros. Estaba en el corral con el resto de los animales. Veo la lumbre y el belén; cántaros y lebrillos; amor a raudales e ilusión...
Luego nos íbamos a la misa del gallo; y después, a la hoguera de los quintos.
Aquella noche, en mi pueblo, todo era confraternización y júbilo; propósito de ser mejores, esperanza e ilusión.
Con el tiempo, aquel espíritu navideño desapareció. Lo busqué y no lo encontré ¿será que me lo dejé en el pueblo al ladito de la infancia?

En “Love Story” tenían razón


Queridos amigos: os podría hablar de “El acorazado Potemkin” o de “Ciudadano Kane”; de “El hombre tranquilo” o de “La Diligencia”; pero lo voy a hacer de “Love Story”.
Y es que, en este tremendo melodrama estrenado en nuestra mocedad, se dice una frase muy cursi que me viene al pelo para lo que intento explicar. La frase es la siguiente: “ El amor significa no tener que decir nunca lo siento”, y yo voy a aplicar esta aseveración a la amistad.
Resulta que por motivos familiares, mis clases de Arte, y algunas cosas más; durante un tiempo no he podido atender a mis amigos como se merecen. Bueno, pues cuando he intentado reanudar el trato con ellos, con algunos no he necesitado ningún requisito para lograrlo; en cambio, con otros, parece que tenga que disculparme y hacerme perdonar.
Pero ¿no comprenden estos amigos que mi ausencia no es abandono sino imposibilidad?

Más silencio, por favor


El ruido me enerva; no lo puedo soportar. En mi casa, siempre pongo la radio y la televisión con el volumen muy bajo; y si alguien me pide que lo suba, me voy a otra habitación porque esos decibelios de más me taladran los oídos.
Como vivo en alto, el ruido de la calle apenas me llega; pero en verano, las noches de verbena o de finales de fútbol me llega mi San Martín. En estas ocasiones, el griterío de los vecinos, junto con los cohetes y la música, convierten estos lares en un pandemonio en el que es imposible dormir y en el que acabo histérica perdida. El colmo son las gaviotas al amanecer; con sus agudos graznidos, parece que chillen.
En invierno, los sonidos que me acompañan son los de los aviones y el del helicóptero de la policía en sus labores de vigilancia; el piar de algunos pajarillos que se posan en la baranda del balcón; el ruido de los operarios cuando vienen a arreglar el ascensor... 
No soporto el pitido que emiten las cocinas digitales al encenderlas; al oírlo, siento como si cuchillos penetraran mis oídos. Tampoco aguanto los portazos; sobre todo los de las puertas metálicas. No puedo estar en una sala de cine que tenga el volumen muy alto; me da la sensación de que las ondas sonoras, después de chocar con las paredes, me bombardean a mí. Me molestan los cantos a deshora; y las motos con los tubos de escape libre me sacan de quicio... 
En fin... ¿qué sonido os diría que me gusta? Pues me gusta la voz de mi marido; es grave y cavernosa; áspera y sexi...

viernes, 20 de noviembre de 2015

Viaje al centro del glamour


Los miércoles tengo cita con el mundo del glamour. Con esto quiero decir que me compro una revista de papel cuché y me adentro en sus páginas.
En mi revista sólo sale gente de alcurnia y famosos con clase, pero confieso que, como sus vidas y lo que puedan decir no me interesa en absoluto, obvio la letra pequeña y me voy directamente a los titulares, las fotos y los pie de foto.
Los reportajes sobre mansiones suntuosas siempre me parecen obscenos; sobre todo cuando la dueña del casón, ataviada con vestidos de alta costura y joyas carísimas, es presentada como una gran benefactora de los pobres. En este punto siempre me sorprendo de que el mundo soporte tal desigual reparto de la riqueza; y así, entre asombrada y perpleja, sigo adelante.
Unas páginas más allá, me encuentro a las reinas del glamour en un velatorio. Están perfectas con sus ropas de medio luto y sus semblantes serios; pero no pueden opacar a la mujer del finado. Ésta, la viuda, está guapísima, de lo más chic. Con un vestido negro y un collar de perlas, es el súmmum de la elegancia. A mí no me extrañaría que hubiera más de una deseando que le pasara lo mismo, para poder lucir igual. 
También os podría hablar de los estirones, el bótox y el Fotoshop; pero... ¿para qué?

viernes, 13 de noviembre de 2015

Fané y descangayá


Sabina entra en mi casa rezumando impaciencia y aceleración; está histérica perdida... Le cedo mi sillón orejero, y después de echar el espaldar para atrás y los pies hacia arriba, la invito a que se explaye. Hablando atropelladamente me dice que, después de una temporada sin que pasase nada extraordinario en su vida, ahora los contratiempos se le acumulan; que no da abasto; que no consigue relajarse.
Me cuenta que para completar sus desventuras, el otro día tropezó con un desnivel y se pegó un trompazo tremendo que la dejó descangayá; que se podía haber roto algo; y que qué se yo... 
A fin de calmarla, y como el día es espléndido, le propongo subir a Montjuïc a contemplar Barcelona. Tomamos el pendingue y allí que nos plantamos las dos... Cuando estamos absortas ante una ciudad tan preciosa, un cantor con una guitarra se aproxima y nos deleita con canciones de Serrat. Su catalán es macarrónico, pero logra emocionarnos porque canta muy bien y porque en este idioma es como aprendimos estas canciones y como se nos grabaron en el corazón.

sábado, 24 de octubre de 2015

Reina por un día


Como es improbable que en vida Josefa adquiera notoriedad, o que muerta la canonicen, voy a hablar de ella en este post, para que su fama traspase los límites de su pueblo.
Josefa no tiene una personalidad brillante; ni es guapa, ni rica, ni intelectual... pero es sencilla y bondadosa, y quizá por eso ha podido hacer frente a una vida desafortunada sin derrumbarse.
En los que la conocen inspira cariño y compasión. Y esto es así porque enseguida se adivina que esta mujer nunca ha podido vivir su propia vida; que siempre ha llevado una argolla en forma de obligaciones, que le han impedido volar y realizarse como persona.
Y es que en la vida de Josefa ha habido un sinfín de cargas, con algún que otro zambombazo. De pequeña tuvo que bregar con sus hermanos; y en la adultez se hizo cargo de sus padres y los cuidó hasta que murieron. Atendió a su marido, crió a sus hijos y ayudó a todo aquel que la requirió. Enviudó pronto y tuvo que limpiar casas ajenas para completar su paupérrima pensión. Padeció un cáncer de mama y se curó. Y cuando parecía que todo había quedado atrás y que por fin iba a disfrutar de la vida, una de sus hijas se separó, quedando en una situación muy precaria... y vuelta a empezar.
Ahora Josefa vive en C. con su hija. Tuvo que dejar el pueblo de sus amores, sus amistades y su casa, y trasladarse allí para cuidar de su nieta.

Hace un rato, cuando he hablado con ella por teléfono, le ha entrado un no sé qué y, con la voz quebrada, me ha dicho: “Mira Nieves, con setenta años que tengo, y mi nieta siete, ya va a ser imposible que pueda ser dueña de mi tiempo alguna vez; que me voy a morir sin haber podido disponer de mi vida nunca, vamos”.

sábado, 17 de octubre de 2015

“Martín en plena sesión de autobombo”, “El delirio de Martín” o “El rey del microrrelato”


Martín, un otoñal de muy buen ver y un poquito vanidoso, está convencido de que, de habérselo propuesto, hubiera llegado a ser un gran escritor.

Cuando el numen viene a él, no le es difícil encontrar las palabras precisas para expresar sus ideas; y en estos menesteres, siempre se ha sentido tocado por la mano de Dios.

Cuando acaba un escrito, a veces queda tan complacido con el resultado y tan asombrado de su don, que entra en éxtasis y exclama: “¡Joder, qué bien escribo!”. Ni que decir tiene que a Martín, lo que más le gusta leer son sus relatos.

El susodicho, que no es tonto, es conocedor de sus limitaciones. Sabe, por ejemplo, que nunca podrá pergeñar una novela por su incapacidad para escribir más de unas cuantas líneas sobre el mismo tema (es el resultado de su gusto por el compendio). También conoce su ineptitud para la lírica y la poética; y sabe que es un zote para rimar. Por todo ello, Martín admira a los compañeros que son capaces de escribir mucho sin ser reiterativos; a los que hacen relatos poéticos sin resultar cursis; y a los que expresan sus sentimientos guardando la métrica y la cadencia sin resultar artificiales.


sábado, 10 de octubre de 2015

Bueno... ¿qué?


Bueno... ¿qué? 
¿Dejamos que esta comunidad se vaya al traste o intentamos recomponerla? 
¿Permanecemos juntos o nos desperdigamos por otras redes sociales?
¿Permitimos que el habernos conocido no sirva para nada o profundizamos en nuestra amistad?
A mí me parece que este espacio cumple una función terapéutica muy importante y, en cierto modo, nos libra de visitar al psiquiatra. Estando aquí nos relacionamos con otras personas, damos salida a nuestra creatividad y canalizamos nuestra angustia.
Todos nos emberrenchinamos alguna vez y nos vamos; pero al poco, necesitamos volver porque aquí dentro hace calor, y fuera se siente frío.
A mí me gustaría que los que nunca participan se animaran y lo hicieran. Como gancho les diré que cuando cuelguen algo en el Post, experimentarán unos subidones de adrenalina tremendos. Espero que lo prueben.
En fin, amigos... que yo creo que merece la pena y que hay que seguir intentándolo.

sábado, 3 de octubre de 2015

En pleno bajón


¡Hola chicos! ¿Qué tal estáis? Yo estoy aquí... con el ánimo por los suelos. No me acostumbro a mi nueva situación, y siento un vacío tremendo. En la cabeza tengo un sinfín de cosas que me gustaría contaros, pero me falta aliento para asomarme al Post y ponerlas por escrito.
¡Y menos mal que tengo las clases! Benditas clases que no me dejan sentir pena porque requieren toda mi atención; y que de paso (y esto no es baladí), me están bajando los humos.
Si, amigos. Esto lo digo porque para mí, que me creo tan docta, volver a la Universidad ha sido como someterme a una cura de humildad. El otro día, por ejemplo, cuando la profesora de "Fonaments de les arts escèniques", preguntó por el argumento de “Lisístrata”, mi menda sólo encontró en su magín un batiburrillo de comedias y tragedias griegas, siendo incapaz de discernir, al pronto, cuál era cada cual. 
En fin, amigos... para que veáis.

martes, 22 de septiembre de 2015

El "Calcio 20” o Los diferentes usos del rodillo de cocina


Por los años de 1960, en mi pueblo, vivía una mujer adelantada a su época. El rodillo de cocina, por ejemplo, además de para estirar la masa de las madalenas, ella lo utilizaba para frotar el pompis de sus hijas. Lo hacía con la finalidad de reducírselos de tamaño, porque las pobres lo tenían descomunal. Esto era debido a la complexión tan particular que tenían y a que se atiborraban de comida y de jarabe Calcio 20.
Y no eran las únicas porque, en aquella época, se conoce que para resarcirse de las penurias de la posguerra, los padres atracaban de comida a sus hijos; y estar gordo y atocinado era señal de buena salud.

martes, 15 de septiembre de 2015

Viaje a Perpignan


¡Jajaja! Estoy viendo una fotografía en la que estamos tres amigos y yo en el interior de un Seat 850. Vamos camino de Perpignan, a ver la recién estrenada película “Emmanuelle”. Es el año 1975. Llevamos el look propio de la época, y nuestras caras reflejan alegría y expectación. Más adelante, en una venta, tomaremos un tentempié compuesto de berberechos y galletas “Chiquilín” (¡qué locos estábamos!), y al anochecer llegaremos a nuestro destino.
En las inmediaciones del cine encontraremos una masa bullente de españoles esperando que empiece la sesión. Ante semejante espectáculo, desearemos que la tierra nos trague; pero aun así, nos pondremos en la cola. Ya en el interior de la sala X, veremos “Emmanuelle” y otra película de título muy explícito que soy incapaz de pronunciar; y mis amigos y yo sentiremos asombro, mucha mucha vergüenza e incomodidad.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

Horteras y chabacanos


Esta noche he tenido una pesadilla horrible. He soñado que sufríamos una plaga de chabacanería y de vulgaridad, y que acabábamos todos contaminados.
En mi fantasía, los aquejados de este mal pululaban por doquier manifestándose oralmente y por escrito; y los limpios de corazón se sentían humillados y afligidos.
Al principio, estos últimos se valían de la grandeza del arte y de la naturaleza para contrarrestar los efectos letales de este mal; pero pronto no fue suficiente, porque aumentó la virulencia y el número de afectados.
En el zénit de mi pesadilla todos estábamos tocados por esta alteración; y lo peor de todo es que no nos percatábamos de ello.
Me puse a gritar, y mi angustia era tan grande que necesité escuchar “Tosca” y leer unos párrafos de “El enamorado de la Osa Mayor” para comprender que no me habían aniquilado el espíritu.


Nada como volver a las aulas para reverdecer


Por regla general, y con variaciones puntuales, mi ánimo va como el tiempo: de Semana Santa a la Virgen de Agosto para arriba; de la Virgen de Agosto a Navidad para abajo; y en enero y en febrero arrecido.
Pero este año, como tengo un proyecto, no me siento en el ocaso. Se trata de que el mes que viene voy a emprender los estudios de Historia del Arte en la Universidad de la Experiencia, y de que estoy muy ilusionada.
Voy a tener clase con gente de nuestra generación, joven, y de todas las edades. Voy a intercambiar impresiones con ella, y al igual que con vosotros, me servirá para desanquilosarme. También, como con vosotros, encontraré amigos.
Estoy segura de que esta materia me dará mucha cultura y me enseñará a apreciar más la belleza de las cosas.
En fin, que tengo ganas de empezar y que espero mucho de esta experiencia. Seguro que no quedo defraudada.

sábado, 22 de agosto de 2015

El retrato de Procesa


Yo no soy gorda ni flaca; alta ni baja; guapa ni fea... Yo soy una mujer corriente y moliente que se llama Procesa. Como me conozco y sé lo que me favorece, me saco partido; y la gente que me ve diría que tengo estilo.
De joven no me gustaba que me hicieran fotografías porque era muy asimétrica y no daba bien en ellas; y ahora, me causa pavor ver una cámara enfocándome porque no me reconozco en mi retrato. La cuestión es que mi cuerpo y mi psique no andan parejos; que no envejezco lo mismo por dentro que por fuera; que mi cuerpo se arruga y mi ánimo no; que mis impulsos son de cuadragenaria y mi faz de señora provecta; que me causa desazón verme retratada; que ésa no soy yo; que es el resultado de una aplicación informática que me ha envejecido veinte años...

miércoles, 15 de julio de 2015

La procesión va por dentro


Mi hija se llama Hortensia, como mi madre.
A primera vista se parece a mí porque tiene mi piel, mi pelo y mi mirada; pero observándola detenidamente se ve que también ha heredado muchos rasgos de su padre.
Cuando era un gorgojo yo la dormía tarareándole "El cant dels ocells"; y ahora, cada vez que oye esa canción se emociona.
A mí me llamaba Mamá y a su padre Papá-Pepe (quizá porque no tenía muy claro eso de decirle papá y que el resto del mundo lo llamara Pepe).
Su libro favorito era "Sin noticias de Gurb", de Eduardo Mendoza. Papá-Pepe se lo leía una y otra vez; le fascinaba.
Mi hija es mi lucerito y la razón de mi vida. Influye mucho en mí y yo influyo mucho en ella; y estamos tan unidas que no nos hace falta hablar para entendernos.
Ahora mi hija es una mujer y se va a independizar; y yo estoy alegre porque la veo ilusionada; y la voy a ayudar en todo lo que pueda; y todos vamos a ser felices; y no sé por qué, me pongo a llorar...

sábado, 11 de julio de 2015

¡Menudo culebrón!

El año pasado, al volver de vacaciones, entré en este blog. Lo hice porque necesitaba dar salida a mis escritos y éste me pareció un buen lugar para ello. Cuando coloqué el primero (Margarita y el estrés), quedé encantada con vuestra respuesta. No sólo porque muchos de vosotros lo leísteis, sino también porque vuestros comentarios fueron cálidos y acogedores (y muy generosos). Leyéndoos, enseguida me percaté de que estaba entre gente culta e inteligente, y necesité conoceros en persona. Cuando os tuve delante (a los que os tuve), no me defraudasteis, y me sentí honrada con vuestra amistad. 
Ahora, me encuentro con que revive una discordia que por lo visto viene de lejos y que amenaza con hacer saltar por los aires este lugar mágico de encuentro. Creo que los contendientes deberían dirimir sus asuntos en privado o ignorarse para siempre. También creo que si, mirando a una persona a los ojos o leyendo lo que escribe, descubres su alma, acabas viéndolo de otra manera y puedes pasar por encima de cualquier diferencia.

"Adagio" de Albinoni

Gracias Ángel por esta música tan sublime que has puesto en tu Post "La ciencia más antigua" ¿Sabes lo que he hecho mientras la escuchaba? Pues me he dejado el cuerpo sentado en la silla frente al ordenador, y me he ido en espíritu a vagar por unos lugares donde no hacía calor y donde no se sentía el prosaísmo de la vida. ¡Ha sido maravilloso! ¡Gracias! 

miércoles, 8 de julio de 2015

El minishort


Este verano observo con estupor que el uso de los pantalones cortos se ha extendido a las madres, así que el año que viene no me extrañaría que los lleváramos también las abuelas. Bueno, yo seguro que no; si Dios me permite conservar el buen gusto y la lucidez, no me veréis de esta guisa.
Es cierto que hay mujeres maduras que están muy bien, y que incluso tienen mejor tipo que sus hijas; pero a ciertas edades, yo creo que ni la carne está firme ni la piel lustrosa como para ir enseñándola. No sé... quizá estoy chapada a la antigua o tengo prejuicios, pero yo lo veo así. Ante una mujer mayor vestida con shorts (en la calle), siento incomodidad y pena.
Y ya con independencia de la edad, hay traseros feísimos y llenos de celutitis. Yo, cuando veo uno así, siempre pienso que su dueña no tiene espejo para verse por detrás; o que vive sola y no tiene a alguien que le advierta; o que su afán por seguir la moda ha anulado su sentido del ridículo.
Para más inri, en algunos modelos, las miniperneras se unen tan arriba y son tan ceñidas que marcan hasta la vulva; y eso, además de un horror, es antihigiénico.
En fin, que todo tiene su momento y su lugar; y los pantalones cortos, también.
P.D. Si no me deprimiera tanto pensar en ello (y traerlos al magín), os diría mi opinión sobre los modeletes que lucen algunos de nuestros coetáneos y demás edades (sobretodo los que combinan pantalón de bañador con camiseta de rejilla o sin mangas).

domingo, 5 de julio de 2015

Adulterio


En verano, cuando estoy en el pueblo, me gusta pasear por el campo al amanecer. El fresquito que hace a esas horas se me mete por los poros y me provoca un inmenso placer. El otro día vino conmigo mi paisana Teresa, y verdaderamente no me aburrí con ella. Al principio hablamos de naderías, pero en cuanto llegamos al llano se explayó. Me contó que desde hacía tiempo no tenía sexo con su marido, y que unos días antes había tenido un desliz con el obrero que le estaba azulejando la cocina.
Yo, que la tenía por circunspecta, me quedé pasmada; pero como me miraba de reojo, disimulé. Me fue dando detalles y al final no sabía si reír o llorar, porque todo el affaire era una tragicomedia digna de figurar en los anales del esperpento.
Al volver a casa se lo conté a mi marido y él alucinó tanto como yo; aún no lo hemos digerido.
¡Ojalá que este desvarío quede en nada y no tenga consecuencias desagradables para mi amiga!

viernes, 12 de junio de 2015

El tiempo de la vejez


Ayer asistimos a la conferencia que pronunció Pucho en el salón de actos de la Biblioteca Municipal de Gavà. Versó sobre el tiempo de la vejez, y estuvo muy bien porque fue interesante, breve y amena.
Conforme llegaban los asistentes, Pucho, vestido con un traje gris con raya diplomática, los recibía con unas cálidas palabras de bienvenida; y al despedirlos, les mostró su agradecimiento.
Por como estuvo pendiente de sus palabras, se notó que a la gente le interesaba el tema; y al acabar, hubo réplicas y contrarréplicas.
Y entretanto, yo, viéndolo disertar en el estrado, pensé que ese gentleman comedido, cortés y formal que respondía al nombre de José Joaquín tenía poco que ver con nuestro Pucho. Que nuestro Pucho es fresco, irreverente y genial; y que tiene razón cuando dice que estar en el Post nos libra de visitar al psiquiatra.

miércoles, 20 de mayo de 2015

Comida en Barcelona. Crónica de urgencia.


Queridos compañeros de mesa: he dicho que no iba a escribir sobre el encuentro, pero no puedo resistir la tentación. De todas maneras, Pucho lo explicará mejor que yo.
Alborada:
Esta mañana, al levantarme, me miré en el espejo y me encontré horrible. El bajón de ánimo que sufro desde hace días, unido a mis muchos años, me había estragado la cara. Los carrillos los tenía flácidos; los ojos tristes y sin luz; y toda yo estaba marchita.
Como al mediodía había quedado con los amigos de Post55, no era momento de recrearme en mi desgracia. Tenía que aparecer ante ellos lo más glamurosa posible; así que, con gran decisión, me puse a repasar mi humilde ropero. Tenía que encontrar un atuendo que diera a mi rostro luz y color, y que encima fuera cómodo y fresco. Después de combinar en mi cabeza diferentes prendas, me decanté por una falda azul marino y una camisa blanca. Me acicalé con pintalabios y kohl, me puse el anillo bueno y así, toda peripuesta, me encaminé a la Plaza de Cataluña.
 Atardecer:
La reunión ha sido agradabilísima: a Pilar y a Lucía ya las conocía, pero a Pucho y a Alicia no. Esta última me ha parecido dulce y cariñosa, y de Pucho no voy a opinar por el momento. Es un personaje fascinante y contradictorio, que a ratos te encandila y a ratos te enerva, así que necesito más tiempo para conocerlo. Eso sí, ha tenido el detalle de regalarnos una rosa a cada una de las féminas, y de invitarnos a todos a un piscolabis.
Y ahora amigos, me recojo hasta la semana que viene.
¡Adiós!

martes, 19 de mayo de 2015

Expiación


Los días en que Luevi estuvo aquí, fui incapaz de comunicarme con ella, y no estuve a la altura de las circunstancias.
En mi descargo he de decir que esos días la mitad de mi corazón estaba en Inglaterra y que toda la atención la tenía puesta allí; que temía importunarla porque ella estaba con su familia; y que siento terror de coartar la libertad de los demás, quizá porque soy muy celosa de la mía.
En resumen, que Lucía estuvo en Barcelona y que, salvo el primer día, yo no estuve con ella; que siento remordimiento; y que espero resarcirla la próxima vez que venga.

sábado, 16 de mayo de 2015

Pura literatura. Así fue mi primer beso.


Yo siempre he sido dual: avanzada de ideas y cándida de conducta. En la Universidad, por ejemplo, epataba a mis amigos con mi discurso progresista y liberal, y sin embargo, ellos eran duchos en prácticas en las que yo aún no me había iniciado.
Un día, en clase, conocí a un costarricense delgado como un junco y de nombre bíblico. Enseguida nos hicimos amigos porque era simpático y cordial, y porque su visión del mundo se asemejaba a la mía. Nos hicimos confidencias, y al enterarlo de que nunca me habían besado, se sorprendió y se ofreció a remediar rápidamente mi carencia. Yo me negué porque sentía reserva y miedo, pero fue tan perseverante y tuvo tanta paciencia que al final me convenció. Nos fuimos a un cine donde echaban una película de Ingmar Bergman; y aquella tarde, rozando mis labios con los suyos una y otra vez, mi amigo hizo desaparecer para siempre la sombra de mi ignorancia. Me adentró en un universo de sensaciones desconocidas, y todo fue tan mágico y fácil que acabé deslumbrada y muy feliz. Aquella fue una de las mejores experiencias de mi vida, y aunque hubo otras tardes de cine, ninguna como la primera.
Poco tiempo después, en el pasaporte de A..., vi su fecha de nacimiento. Al percatarme de su edad comprendí que aquello era imposible, y entonces dejé de verlo.

viernes, 17 de abril de 2015

La madrugada


Para mí, que me acuesto con las gallinas, las mejores horas son las de la madrugada. Es cuando estoy más lúcida, y cuando aprovecho para viajar al interior de mi alma; para escribir; para hacer gimnasia...
Antes, la introspección la solía hacer en las iglesias. Su atmósfera y su silencio me invitaban a ello, pero como ahora casi siempre están cerradas, la hago aquí.
De escribir puede venirme el deseo irrefrenable en cualquier momento, pero en esas horas mágicas es cuando se me ocurren las mejores ideas, y cuando combino más fácilmente las palabras.
Y la gimnasia la hago siempre con la radio puesta. Me muevo mucho por el dial para escuchar diferentes pareceres; y cuando acabo, me encuentro divinamente y con ganas de desayunar.

viernes, 10 de abril de 2015

El baile agarrado como terapia contra el desamor

Cuando hace un rato he oído la canción "Dance Me To The End Of Love" estaba en casa sola y sin arreglar; pero como la imaginación lo puede todo, me he puesto a bailar contigo. Ataviada con un modelo años cuarenta y mis tacones de aguja, he rodeado tu cuello con mis brazos, y al sentir tus manos en mi talle, te he reconocido enseguida.
Durante la danza, y teniendo la voz de Leonard Cohen como catalizador, me he percatado de que la atracción física entre nosotros permanece intacta; de que es factible trocar los agravios y el desdén producto de tantos años de convivencia en cariño y en ternura; y de que a poco que nos lo propongamos podemos reconducir nuestra maltrecha relación.

domingo, 5 de abril de 2015

Efecto lifting del Teorema de Pitágoras



Darme cuenta de que conservo la mente ágil y no estoy anquilosada ha sido como meterme un chute de optimismo. Desde entonces estoy contenta, feliz, animada... El hecho ha ocurrido esta tarde, paseando por la orilla del mar. De repente se me ha ocurrido averiguar donde tengo yo la línea del horizonte, y me he puesto a ello. Os advierto de que me estaba refiriendo al horizonte físico (el mental ya sé que lo tengo en el infinito); a ese lugar donde vemos juntarse el cielo con la tierra. Al principio no caía, pero al cabo de un rato visualicé el triangulo rectángulo que formábamos el radio de la Tierra, la distancia que buscaba, y el radio y yo, y entonces todo fue aplicar el Teorema de Pitágoras.
Lo que os digo, dar con la solución de este problema ha sido milagroso; me ha hasta rejuvenecido.


viernes, 13 de marzo de 2015

Domingo de Ramos: dos cotillas en acción


Como Domingo de Ramos es un día de mucho visiteo, para evitar que alguien me coja desprevenida y me vea al natural, me levantaré temprano y me pondré los perejiles enseguida. A media mañana recibiré a mi amiga Micaela. Al vernos nos daremos los parabienes por nuestros respectivos modeletes, y después subiremos al balcón a ver la procesión. Desde este estratégico lugar, y ocultas nuestras miradas por sendas gafas negras, pasaremos revista a todo y a todos; y como ella vive permanentemente en el pueblo, me irá informando de las vicisitudes de cada cual.
Cuando pase la procesión, Micaela y yo atajaremos por el callejón y llegaremos a la iglesia antes que ella. Cogeremos un buen sitio para seguir inspeccionando a la gente y ver sus vestidos de estreno; y no perderemos ripio de los cuchicheos que se produzcan a nuestro alrededor. 
En acabar la misa saldremos deprisa a fín de coger una buena mesa en el bar de la plaza. Allí nos tomaremos un piscolabis y seguiremos curioseando. Será la última oportunidad que tengamos de descubrir lo que se nos haya escapado en la procesión o en el templo.

Este escrito es un dardo contra aquellos que han hecho de la crítica y de la murmuración la razón de su vida; y contra aquellos feligreses que utilizan los templos como escaparates para ver y ser vistos.

viernes, 6 de marzo de 2015

Fantasía recurrente


La dosis de locura que todos necesitamos para mantenernos cuerdos yo la consigo escribiendo. Y ahora, después de esta aclaración, voy a exponer mi texto...

                                                  Fantasía recurrente
Cuando la estabilidad y el equilibrio me abruman y no puedo respirar, me imagino bailando y encuentro consuelo. En mi fantasía estoy en un entoldado; la noche de San Juan. En el escenario está Moncho susurrando un bolero y en la pista yo, en medio de la gente, girando y girando sin parar. La realidad gira conmigo... cada vez más deprisa; y el confeti y las serpentinas invaden el aire y lo cubren todo. Me voy sintiendo eufórica, desinhibida, y entro en una especie de estado psicodélico donde todo es luz y color, y las cosas se perciben de distinta manera. Luego viene el clímax, y después, la vuelta a la realidad y a la vida ordinaria.

P.D. Quizá penséis que un bolero susurrado no es el acompañamiento adecuado para un viaje de este tipo, pero no se que deciros. A mí me gusta todo: el bolero susurrado y el escupido; la música americana de los cuarenta-cincuenta; Leonard Cohen y Moustaki... pero en las fantasías ya se sabe...

domingo, 1 de marzo de 2015

Valió la pena el viaje


Ayer, mi marido (José, elsoto) y yo fuimos al encuentro organizado por Carmen en Madrid. Íbamos un poco acoquinados porque no conocíamos a nadie, pero enseguida nos sentimos cómodos porque los asistentes eran muy educados. Como también eran amenos, el encuentro resultó contenido y agradable, y nos satisfizo tanto que creemos que el viaje valió la pena. La organización fue de primera, y la visita a la casa-museo de Lope de Vega muy interesante. Si a eso añadimos que los dos guías eran guapísimos y amabilísimos, y que la comida estaba muy buena, ¿qué podemos pedir más?
 
¡Gracias, amigos, por el buen rato que nos hicisteis pasar!

lunes, 16 de febrero de 2015

"Búscame, en un lugar..."


Ha muerto Sergio Blanco y yo lloro como una Magdalena mientras escucho "Búscame". Ha desaparecido otro referente de mi juventud y ya van un montón. Lloro por él y por esa juventud perdida en la que siempre había calor, pasión, esperanza e ilusión. Bendita juventud efímera y frenética que cuando quise darme cuenta ya había pasado.
Luego vino el equilibrio y la mesura; la estabilidad y la templanza; la asunción de responsabilidades y el apartamiento de las locuras; la rutina y el deber... 
Ahora las obligaciones han  menguado. Me tomo las cosas con más filosofía  y relativizo mucho más. Una de las cosas que me estresan sigue siendo subir en avión y mi mayor anhelo es conservarme como estoy.
Hasta siempre, Sergio

viernes, 13 de febrero de 2015

Encuentro en Madrid


Ayer salí con unos amigos y les hablé de vosotros. Les dije que como somos coetáneos compartimos memoria, experiencias y achaques; y que a todos os llevo en la imaginación con un apelativo cariñoso. Como quisieron saber más, fui soltando unos tras otro vuestros nombres: Poeta, Soñador, Aguerrida, Juiciosa, Joyita de la Web...,  y al acabar, los vi realmente interesados.
Les conté que en nuestros escritos, y dependiendo de como tuviéramos el día, todos podíamos ser excelsos y mediocres; rigurosos y charlatanes; sencilos y rimbombantes; sinceros y políticamente correctos... y que para final de mes Carmen había organizado un encuentro en Madrid. 
Añadí que pienso asistir y que tengo ganas y curiosidad de conoceros. Que me gustaría causaros buena impresión, pero que no las tengo todas conmigo porque, para combatir la timidez, me suelo mostrar altanera y distante. En fin, ya veremos... 

domingo, 1 de febrero de 2015

Escarceos eróticos de Ana


En nuestra juventud, el honor de las familias parecía residir en la entrepierna de la mujer. No éramos dueñas de nuestro propio cuerpo, y se nos sometía a una presión insoportable a fin de que mantuviéramos la virginidad. A la que había tenido novio se la consideraba “material de segunda”, y a la madre soltera se la proscribía.

En este contexto, Ana, pudorosa e intelectualmente progresista, tuvo unos escarceos eróticos con su profesor de autoescuela. Ana tenía dieciocho años y estaba en la Universidad; y el profesor treinta y cuatro y estaba casado. Haber, haber, hubo poco: la cosa no pasó de un simple tonteo. Pero el tótum revolútum que formaban el ser primeriza, las hormonas en erupción, el estar contraviniendo las normas de una sociedad que la oprimía, y la sensación de peligro le hicieron experimentar a nuestra amiga impresiones sin par.

viernes, 16 de enero de 2015

El Umbral del Infinito


Los ancianos me provocan una inmensa ternura; sobre todo si han entrado en eso que yo llamo el Umbral del Infinito. Clara parece estar en este estadio. Antes, con sus achaques y su dignidad a cuestas, Clara leía; hacía crucigramas; acudía al casal a jugar al mus; veía Pasapalabra... Pero ahora está perdiendo el interés por todo, y cada día se aísla más.
En poco tiempo ha dado un bajón tremendo, y aunque los análisis están normales, ella no puede con su alma. Le cuesta mucho deglutir, andar, defecar... y cuando consiente en salir a la calle para moverse un poco y tomar el sol vuelve agotada. De silla de ruedas no quiere ni hablar.
No soporta los sermones de sus hijos ni el bullicio de sus bisnietos, y sólo quiere paz y tranquilidad.
En sus muchas horas acostada hace repaso de su vida: recuerda su niñez, su mocedad, el día que se casó... y se comunica con su marido. A él se encomendó siempre que tuvo algún problema en sus años de viudez, y ahora le dice que ya no tiene ganas ni de oír misa por la radio y que pronto se reunirá con él.