Hoy el tema de mi escrito iba a ser la metafísica; aunque, como me he comido casi una barra entera de pan en el desayuno, creo que lo que procede es hablar de este alimento básico. Yo soy panera y no lo soy. Me explico: me gusta comer pan con algo, pero soy incapaz de comer algo con pan. Tomo pan y chocolate al empezar el día, y un chusco con un poco de queso o jamón al caer la tarde. En cambio, no concibo engullir un guiso con pan.
No sé si son manías mías, pero la masa de harina cocida me sabe mejor unos días que otros; y es evidente que esta mañana, me ha parecido un manjar. A las cuatro me he preparado el almuerzo y he pasado a ingerirlo: primero kiwi; y, después, un tazón de leche y una pieza de pan acompañada de ese alimento exquisito que se hace con cacao y se presenta en tabletas...
Y he empezado a comer y comer y a satisfacer mi apetito; pero, como el pan estaba tan bueno, continué zampando hasta que no quedó más.
¡Menos mal que tengo todo el día para gastar este exceso de condumio!