Aunque Conchita poseía grandes
dotes de seducción, no consiguió, ni entonces ni nunca, llevar al huerto a
Maribel. La situación (tan incómoda) se resolvió sin menoscabo para Conchita porque
Maribel disimuló y enseguida pasaron a otra cosa. Ninguna de las dos aludió
nunca a aquel affaire y continuaron siendo amigas.
La amistad acabó cuando Maribel
contrajo matrimonio. Conchita fue incapaz de hacerse a la idea y durante los
primeros tiempos telefoneaba repetidamente a su amiga proponiéndole salir con
chicos que muchas veces acababa de conocer. Hacia el marido de Maribel
desarrolló un odio tremendo, y acabó por no poder tenerlo delante.