Perdonad la inmodestia: yo soy una buena persona. Y haciendo verdad esa expresión que dice “Dios los cría y ellos se juntan”, José, el hombre que está a mi vera, también lo es. Y ahondando más en el asunto, os diré que nuestra bondad no es de las que llenan el vacío, sino de las que coronan la plenitud. Somos honrados a carta cabal; y, siendo nuestra economía modesta, una vez que nos encontramos una gran cantidad de dinero en un pasillo del metro, fuimos derechos a llevarlo a la Policía. Pocas horas después, la persona que había perdido ese capital nos llamó a casa inmensamente agradecida.
Pero como nadie es perfecto, alguna falta teníamos que tener; y ésta no es otra que nuestra falta de calidez. Sí, amigos: mi marido y yo somos adustos (yo más que él). Los que nos conocen de siempre ven con impasibilidad nuestro desabrimiento, pero a las nuevas relaciones hay que advertirlas.