¡Qué horror! Tengo un grano. Es enorme y tiene pus. Está en
mi carrillo derecho, en las inmediaciones de la nariz. Lo detecté esta mañana
en cuanto me desperté. Estuve palpándolo y fijando sus límites. Su pared estaba
tan tensa que parecía a punto de reventar. Me regodeé imaginando el momento en
el que el pus contenido en su interior saldría proyectado al espejo del cuarto
de baño por la presión de las yemas de mis índices. Así ocurría siempre. Pero
hete aquí que esta vez el grano no debía estar maduro porque, por más que
apreté, no conseguí abrirlo, ni aun descabezándolo.
Ahora tengo una protuberancia asquerosa y horrible que
reluce más que el sol. Con esto quiero decir que mis ojos, mi nariz, mi boca…
son invisibles. Que todas mis facciones han desaparecido y que me he convertido
en un grano andante.
Estoy desesperado… No sé qué hacer: precisamente esta tarde
había quedado con la chica de mis sueños…
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