lunes, 22 de enero de 2024

LA EXTRAÑA MISIVA

 Estimada Nieves:

Como la juzgo muy puesta en técnica escritural, me dirijo a usted para pedirle que me ayude a redactar mi alucinante experiencia. Verá: siempre he sido una mujer bastante fría; pero, desde hace un tiempo, estoy poseída de un frenesí que me devora y me impide pensar. Es un entusiasmo que no deja de abrasarme ni de noche ni de día. El causante de mi impetuoso estado es un caballero que conocí hace dos meses en una tienda de vinilos. Un hombre que me sujetó con sus brazos cuando estuve a punto de caerme luego de tropezar en la pata de un disquero. La cuestión es que este señor y yo iniciamos un idilio y ahora vamos de desenfreno en desenfreno...

Para hacer perfecta la vivencia que le acabo de contar, sería preciso que la plasmara en el papel de una manera poética. Mas conseguir semejante cosa con mi nulo lirismo se me antoja imposible. Es por tal motivo por el que recurro a usted y a su infinita sapiencia. Sé, porque así lo ha manifestado en sus escritos, que la línea que separa lo sublime de lo vulgar en muy delgada; que cualquier vocablo inadecuado puede achabacanar la descripción más hermosa; que la cursilería termina corroyendo el arte... Y también declaró usted en su último relato que, para tratar sobre temas erótico-sentimentales, convenía afinar el ingenio...

En fin. Esperando su contestación, le saluda atentamente  

                                                                                                Gumersinda del Polo

 Nieves Correas Cantos

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