Me cuesta contar lo que pasó luego, pero lo intentaré.
Recuerdo que en la pista, en medio de la gente, descubrí al rubio comiéndome
con los ojos; que me sentí atraída por él absolutamente; que mi amiga Orosia,
que se percató del hecho, me advirtió de que tenía novia; que la noticia me
trajo sin cuidado; y que supe que de manera indefectible, en cuanto empezara la
música lenta, me sacaría a bailar.
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