lunes, 5 de julio de 2021

LA REINA DEL MINICUENTO

 Lo que me estabas contando me parecía surrealista, demencial... Mas como a ti te conmovía, intenté despojarme de mi condición de escritora para poder compartir tus sentimientos. Pero ya te advierto que no lo conseguí. Supongo que uno no puede desposeerse voluntariamente de lo que ya forma parte de su naturaleza.

Mientras seguías refiriéndome los hechos que tanto te emocionaban, en mi mente creadora se fue dibujando un texto. No un bosquejo; sino unos renglones muy estructurados que tenían la apariencia de ser el microrrelato perfecto. Un esperpento en el que se encontraban, convenientemente realzados, los rasgos macabros, grotescos e irregulares de tu narración.

No voy a negarte que me entusiasmé y que incluso me vi consagrada como la reina del minicuento en cuanto lo llevara al papel. Pero a la vez que mi ánimo ardía de impaciencia por coger el lápiz, me percaté de que yo nunca podría hacer un escrito que pusiera en solfa lo que a ti te cautivaba. Pensé que valía más la amistad que nos une que cualquier obra literaria. Aunque como me fue imposible empatizar contigo, desde entonces me pregunto si mi percepción de la realidad va a estar siempre condicionada por la inclinación a lo estrambótico que me caracteriza.

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