¡Uf! ¡Qué horror! He salido a la calle en chancletas... Acabo de advertirlo y no sé si volver a casa a cambiarme o proseguir mi camino. Llevo dos manzanas recorridas y me es difícil tomar una decisión. Observo que algunos viandantes miran mis pies y sonríen. Es lógico: no es muy común encontrarse con una abuela que viste con mucho recato y calza una especie de chinelas fosforito...
Nieves Correas Cantos
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