Dedicado a mi amigo Vicente
Esta mañana me he visto negra para freír el pescado. El calor era insoportable; y las moscas, enloquecidas, pululaban por todas partes. Además, un hombre que estaba arreglando el tejado de la casa de enfrente no paraba de atisbar mi desnudez a través de la ventana de la cocina. Y no es que yo anduviera sin ropa alguna entre las cacerolas y las sartenes ¡qué va! Pero sí que vestía con pocas prendas a fin de combatir el bochorno; un par de andrajos y pare usted de contar... Al final, con la curiosidad in crescendo del mirón, la sofoquina que no me dejaba respirar y el revoloteo incesante de los insectos he acabado histérica perdida. De repente he comenzado a convulsionar y a llamar hijos de puta a los dípteros, al voyeur y hasta a un gato que al oírme gritar ha huido despavorido.
Nieves Correas Cantos
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