martes, 7 de mayo de 2024

LOS DOS OFICIOS DE ISIDORO TARARÁ

 I

Ahora que todo el mundo presume de ser especialista, ingeniero o director de desarrollo, recuerdo con una nostalgia infinita los dos oficios que desempeñé en mis años de labranza. Fueron unos trabajos modestos; aunque también singulares y creativos. Empleos que, cuando los descubra, a muchos les parecerán sacados de la noche de los tiempos...

II

En mi primera ocupación ejercí de artista. Durante bastantes primaveras, acompañado de una muchacha que se llamaba Antolina, recorrí los pueblos de España cantando jotas de picadillo. Coplas en las que ambos improvisábamos los ataques y las réplicas con un gracejo tan especial que la gente se partía con nosotros. Incluso nos llegaron a nombrar “Los reyes del picadillo”...

III 

Después, cuando Antolina murió y perdí la voz por tal motivo, me retiré a mi lugar de origen e hice de propio. Llevé de aquí para allá  epístolas y recados solicitando amor, dinero, salud... Los remitentes de dichos mensajes nunca me dieron permiso para modificarlos; pero yo, incapaz de reprimir mi inventiva, siempre dejé mi huella en ellos. Los proveí de un toque poético que quizá influyó en que casi todas las peticiones obtuvieran respuesta... 

Nieves Correas Cantos

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